Se inició en la fotografía cuando conoció a Ludwik Tarszela ski Konarzenski, conde de Lipa. Tarszela era capitán del ejército de Polonia, expatriado en Francia y amigo del artista Louis Daguerre, creador de la fotografia, quien le inició en la fotoquímica y los secretos del posado. El conde de Lipa se instaló en Jaén. López ya había leído acerca de ese nuevo invento del daguerrotipo que estaba haciendo furor en Francia, cuando supo que estaba en la ciudad, fue a su estudio y se convirtió en su primera alumna. Quería aprender el secreto de las placas, los baños de plata y el tiempo de las exposiciones.
En 1860, una vez dominada la técnica, abrió su propio estudio. No era el primer estudio en España, ya habia fotógrafas que trabajaban en el estudio de su marido, pero su hazaña fue abrir, por entonces y siendo mujer, su estudio en el Barrio de La Merced de Jaén, en la Calle Obispo Arquellada, 2, junto a la imprenta de su marido.
Tiene una fotografía del Santo Rostro de Jaén realizada en los años 60 del siglo XIX.